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Recitais de poesía, lecturas, presentacións de libros, teatro, marionetas, circo, cursos de baile, música, ioga, gastronomía, idiomas... No CAFÉ UF sempre se reuniu dunha forma estable gran cantidade e colectivos. Desde unha radio pirata que durante un tempo emitiu desde aquí a un colectivo anticonsumo, desde unha tertulia de literatura, a un club do viño, desde un colectivo de ciencia ficción a un coro...

27.8.09

DE XARDÍNS, TERRAZAS, CAFÉS... (VI). LAS CROCOSMIAS



LAS CROCOSMIAS EN BLANCO Y NEGRO DE YASUJIRO OZU

Si dios fuese cineasta haría el cine de Yasujiro Ozu. Me conmueve y me fascina. Me convierte en el personaje que sentado en el tatammi lo observa todo a setenta centímetros del suelo, me vuelve un familiar más, me hace japonés -que es como ser de otra galaxia-, incluso logra el milagro de que durante dos horas me transforme en un pequeño burgués, que es la cosa que más desprecio en el mundo. Pero a él se lo permito, porque es bueno, porque es sabio, porque es el Creador, porque es sincero. Aunque odie sus verdades no puedo dejar de quererlo y respetarlo sin reserva alguna. Ante su misteriosa perfección pierdo cualquier atisbo de análisis, de ideología, y me rindo subyugado a su genio. Ya volveré a ser marxista cuando termine la película. Ser un reaccionario inteligente es como ser un penitente, es como un doloroso harakiri realizado con el puñal de las convenciones que se saben estúpidas pero que se creen necesarias para que el orden se mantenga.
Ozu filma con una sublime e invisible nostalgia todo aquello que ama, las personas y sus vidas, los jardines y su alma, las matas de crocosmias mecidas por el viento, y la arena rastrillada en torno las rocas de los jardines zen que parece ser lo único que permanece inmutable en ese Japón de dolorosos cambios, que va dejando desaparecer ante sus ojos distantes e impotentes, su especial forma de vivir y sentir. Largo plano secuencia que deja sin aliento.


Cuando estaba escribiendo esta tercera entrega sobre “TERRAZAS JARDINES CAFÉS PLANTAS…” en el UF se proyecta la película de Ozu “La segunda primavera”, que es una defensa de esa institución monstruosa, nido de todas las violencias, trasmisora de todas la aberraciones, creadora de todos las taras imaginables, generadora de todas las castraciones, refugio de todas las vergüenzas, ocultadora de todas las degradaciones, coartada de todos los miedos y pilar imprescindible del puto capitalismo: la familia. Pero detrás de lo que cuentan los actos y las palabras de sus personajes, está lo que cuentan la mirada de sus actores. Hay una secuencia durante la representación de teatro No a la que asiste padre e hija en la que por medio de las miradas de ésta, se cuenta la historia del desgarro que suponen las convenciones sociales que como corsés ineludibles, obligan a los ciudadanos a ejercer el rol que la tradición tiene previsto para ellos, sean cuales sean sus deseos, su sensibilidad o sus proyectos. Sé que Ozu trata de mostrar lo correcto, necesario y lógico que es que su hija se case y cree una familia como él lo hizo antes. Ozu acepta el dolor que sufre la hija, y también el padre, ante la separación, como un sacrificio necesario para que la estructura familiar se multiplique y garantice que la sangre, la cultura y la tradición de Japón pervivan. Para que la hija lo acepte, tiene que mentirle. ¿Una mentira para que no se derrumbe un edificios hecho de mentiras? Quizá Ozu no puede hacer nada más por la verdad que darnos esa clave, pero es que él ama hasta los tuétanos ese bello edificio que era Japón. Y la resignación ante el sufrimiento, porque el deber y la tradición están por encima de las personas, del dolor de las personas.

¿Estamos a plantas o estamos a películas? (El estúpido chistecito sobre los vascos se supone que quiere decir que son incapaces de pensar y atarse los zapatos la mismo tiempo). Estamos a plantas, pero al mismo tiempo podemos estar a películas, a japoneses, a Ozu y a lo que haga falta. La vida es un inmenso puzle y las piezas encajan con un misterioso plan del que los humildes ateos decimos que ignoramos, y los vanidosos creyentes llaman los renglones torcidos de dios. Pues estaba yo colocando la pieza de este articulillo sobre la crocosmia cuando en la película de la que estoy hablando, me la encuentro inesperadamente filmada por Ozu en tres hermosos planos, en un blanco y negro japonés de 1934. Las mujeres con sus quimonos, sentadas sobre sus pies, inmóviles y calladas, asisten con una seriedad conmovedora a la ceremonia del té. Todo transcurre con una asombrosa serenidad y paz. En la mirada vacía de algunas de las mujeres mayores, podemos observar lo que tienen los ritos japoneses de meditación zen. Por el contrario la mirada de la jóven protagonista indica una fascinación de quien ya lo ha perdido como parte de su cotidianidad. La cámara sale fuera de la casa y se queda inmóvil enfocando las dos columnas de madera del porche y la gran mata de crocosmias que se mueven ligeramente por la brisa bajo el suave sol de la tarde. Después aparece un primer plano de las flores de las croscormias que ocupan toda la parte baja de la pantalla con la ventana de la casa al fondodo, tras la cual sigue teniendo lugar la ceremonia del té. La cámara vuelve a entrar en la casa, las mujeres siguen viendo los gestos rituales de la mujer que está haciendo el té. Otra mujer sirve con palillos, sobre una servilleta, un pequeño trozo de pastel. Sus gestos también son rituales. La cámara vuelve a salir al jardín y ahora, es desde detrás de la mata de crocosmias, desde donde se enfoca la hermosa casa japonesa donde se sigue desarrollando la ceremonia del té. Todo es puro, apacible, lento, suave y hermoso. Está filmado con esa belleza transparente que es exclusiva de Ozu. Un poema de amor, de homenaje a lo que Ozu es, a esa cultura que tanto ama, que trata de defender sin más argumento que mostrar la belleza que Japón ha logrado destilar a lo largo de milenios.
Curiosamente, en esta película que está recorrida subterráneamente por una casi tristeza que transita bajo una casi felicidad, la planta elegida es la crocosmia, una planta que no es originaria del Japón si no de Sudáfrica, pero que ha buscado lugares de climas suaves y húmedos: Inglaterra, la parte central de Chile, Galicia… Aunque Ozu las filma en blanco y negro, conocemos su color, verde claro y mate para las hojas que forman abanicos de cintas verticales en torno a las delgados tallos de los que salen las pequeñas campanillas color azafrán intenso que forman la flor. Es un contraste agridulce, de alegre tristeza. El matiz imposible, perfecto para un pueblo de infinitos matices como Japón, para un director como Yasujiro Ozu que matiza lo invisible creando una belleza inexplicable.


Las crocosmias del la terraza del café Uf no vienen del Japón, ni de Sudáfrica, llegaron de Teis, de Espiñeiro, que está en la falda del monte de La Guía, detrás del astillero de Vulcano, en el estrecho de Rande a través del cual, el Atlántico desemboca en el mar de Cesantes donde está la isla más bella del mundo. La sembraría de crocosmias y cerezos para que Yasujiro Ozu pudiera filmarla. Algún día, en alguna eternidad, en alguna reencarnación, Ozu filmará á Illa de San Simón con su enigmático hechizo japonés, en blanco y negro, con las crocosmias acariciadas por el viento salado “das ondas que grandes son.”

CAFÉ UF
verano del 2009


BEGONIA MACULATA tamén chamada TALO DE CANA


Todo será permitido, inclusive… camiñar nas
tardes cunha inmensa begonia na solapa.
Tiago de Melo


As súas follas son verdes, con máculas de prata brillante. O seu talo de cana pode alcanzar unha altura considerable.
As súas flores colgan agrupadas en redondeles. Son como un outono xaponés, como un plano inmóbil de Kin Ki Duk. Son como suspiros de escarcha ruborizada respirados por un tempo abatido, son como as pingas de sangue que brotaban a través da tea branca que rodea o ventre suicida de Mishima o día que se fixo o seppuku toleado pola dor de ver á súa patria vendendo a súa alma a occidente. Son o coral colgado en ramalletes sonrosados, o xade ensanguentado formando pétaos indescifrables, bágoas de nácar avergoñado.
A begonia maculata é unha das mil cincocentas especies de begonia que se coñecen, orixinarias de zonas tropicais e subtropicais de África, Asia e América.
Adáptase ben a calquera clima sempre que teña sombra, moita humidade e unha terra fértil. E aínda é capaz de florecer en condicións moi adversas.

Non lle gusta o Sol, prefire a Lúa, e non lle importar estar nun interior rodeada de libros e música de Lonard Cohen, sempre que teña luz e auga abundantes.
As begonias son unha das dez plantas máis apreciadas en Europa. A opulenta, vella e anquilosada Europa, tamén ten as súas preferencias en canto a plantas refírese. Levou a súa obsesión pola moda, ao mundo da floricultura. Neurotizada polo consumo incesante exacerbado por unha publicidade omnipresente, toleada por aqueles que viven de explotar a insatisfacción dos xentíos que se manifesta en neurosis de compra compulsiva. Agora ponse a comprar tulipans como posesos, e mañá petunias, ao outro día orquídeas, e ao seguinte gardenias. Como non son capaces de cambiarse a si mesmos, cánsanse de todo o demais. A miseria dos ricos.
Durante un tempo a begonia maculata foi unha das plantas que encabezaban ese ranking de vendas. Os invernadoiros non daban abasto producíndoa. No canto de pedirlle un esquexe ao veciño, as xentes opulentas prefiren comprar a planta nunha grande superficie. Xa ninguén fala co veciño, e menos aínda nas grandes cidades da Europa saciada e hastiada.


Pero, o que caia en desgraza no gusto desas masas yonquis do Prozac, confírelle un encanto sobreengadido. Agora teñen ese alo maldito daqueles aos que a sociedade dálle as costas. A beleza dos desprezados, a maxia dos xitanos, a poesía triste e solitaria dos marxinados.
Sempre me sobrecolleu o silencio quedo dos gatos. E máis aínda, o das plantas abandonadas.
Agora, din os cultivadores de plantas, que os europeos perderon o interese pola begonia manchada.
É raro que estes saciados, con mala conciencia, non creen aínda unha ONG para dar refuxio a todas as maculata abandonadas, eles tan dados a organizarse ao redor de calquera dos problemas que eles crean.

Café UF
Primavera do 2010

2 comentarios:

Ricardolau dijo...

Hace años que conozco es Pub, aun recuerdo una pegatina de publicidad que creo que estaba GROUCHO Marx con el nombre Pub UF....haber si la encuentro...
Música Vigo..
Blog de Vigo

Lolita dijo...

Mi adolescencia pasa por tí, en la zona de arriba: charlando, divagando, riendo e incluso llorando o en el negra sombra, leyendo o escuchando música o conciertos...Una agradable sorpresa...