LA EXTINCIÓN DE LOS DINOSAURIOS
Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, durmiendo a su lado. Y sus odiosas patas aun estaban marcadas en violeta sobre su cara. Vertió tres lágrimas y se preguntó de donde vendría esta vez la hecatombe capaz de exterminar a todos los de su especie. Se levantó, y la sábana descubrió su piel estampada con moradas manchas de viejas palizas. Fue hasta la cocina y cogió un meteorito en forma de cuchillo. Volvió hasta la cama y... Cuando se despertó al día siguiente el dinosaurio ya no estaba allí.
José Feijóo
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